lunes, 24 de marzo de 2014

El Mensaje del Primer Angel de Apocalipsis 14 (Temed a Dios) 2° PARTE

(Continuación enseñanza Apocalipsis 14:6: "Temed a Dios"...)

TEMOR EN EL NUEVO PACTO
Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
Jeremías 32:39-40
Muchos podríamos pensar erróneamente que el temor de Dios sólo esta reservado al antiguo pacto, donde Yaveh se revela como Dios celoso, que juzga, dónde el castigo sobre los desobedientes a su ley era ejecutado en forma inmediata. Ahora en tiempo de la gracia, lamentablemente hemos perdido la óptica del juicio de Dios, debido a que la gracia, por decirlo de alguna manera "sujeta" la ejecución de la sentencia, dando tiempo para que el creyente se arrepienta y vuelva a la senda recta. Esta gracia ha sido motivo de que muchos creyentes hoy piensen que Dios pasará por alto los pecados cometidos, dando una falsa sensación de relajo de la justicia de Dios.
Según la profecía de Isaías sobre el nuevo pacto que Dios haría con su pueblo dice que nos dará un corazón nuevo y un camino, un camino angosto, un camino rociado con sangre, el camino nuevo y vivo, Jesús. Uno de los propósitos del nuevo pacto es que temamos a Dios perpetuamente, que su temor esté escrito en el corazón, junto con su ley, un pacto eterno, para no apartarnos de El.
¿Pero cómo hacemos para que este temor nazca o se incremente en nuestro corazón? Lo veremos.

TEMOR POR SU PALABRA
El salmo 19, comienza alabando la grandeza de Dios, mostrándonos su magnificencia, su gloria y luego declara en el versículo 7: "la ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma" haciendo alusión a la palabra de Dios, y sigue diciendo el testimonio... los mandamientos... los preceptos... continuando con la alusión citada, pero luego dice en el versículo 9: "el temor de Jehová es limpio, que permanece para siempre...". Esto nos hace entender que el salmista, a propósito, usa como sinónimo de los anteriores conceptos la palabra temor. El temor esta ligado íntimamente con la palabra de Dios, el estudio sistemático, profundo y espiritual de la Biblia logra en nosotros el nacimiento y crecimiento del temor de Dios.

TEMOR POR SU PERDÓN
Desde lo profundo de mi desesperación, oh SEÑOR, clamo por tu ayuda. Escucha mi clamor, oh Señor. Presta atención a mi oración. SEÑOR, si llevaras un registro de nuestros pecados, ¿quién, oh Señor, podría sobrevivir? Pero tú ofreces perdón, para que aprendamos a temerte. Yo cuento con el SEÑOR; sí, cuento con él; en su palabra he puesto mi esperanza. Anhelo al Señor más que los centinelas el amanecer, sí, más de lo que los centinelas anhelan el amanecer. Oh Israel, espera en el SEÑOR; porque en el SEÑOR hay amor inagotable; su redención sobreabunda. Él mismo redimirá a Israel de toda clase de pecado. 
(Sal 130:1-8 NTV)
Cuando miramos atrás y vemos lo horrible que era nuestra vida de pecado, nace en nuestro corazón un cántico de alabanza, por la obra que el Señor ha hecho en nosotros. Cuando vemos nuestra indignidad, nuestra baja condición, nos lleva a exclamar como aquel centurión romano. "no soy digno de que entres bajo mi techo,...pero sólo dí la palabra..." Esta obra de justificación y regeneración que Jesús ha llevado a cabo en nuestro ser es una razón mas para doblar nuestras rodillas en adoración y reverencia. Como dice el salmo 130 si El llevara un registro de nuestros pecados pasados, ¿quién podría sobrevivir?, tenemos vida y vida en abundancia sólo por un regalo de El, le debemos nuestra vida, todo, todo lo que somos le pertenece a El. Por eso, continúa el salmo "tu ofreces perdón, para que aprendamos a temerte". Cuando comprendemos esta dimensión de Dios, alabamos junto con el salmista diciendo... "Anhelo al Señor más que los centinelas al amanecer... en el Señor hay amor inagotable, su redención sobreabunda...".

TEMOR POR SU GRANDEZA
Vi delante de mí algo que parecía un mar de cristal mezclado con fuego. Sobre este mar estaban de pie todos los que habían vencido a la bestia, a su estatua y al número que representa su nombre. Todos tenían arpas que Dios les había dado y entonaban el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero: «Grandes y maravillosas son tus obras, oh, Señor Dios, el Todopoderoso. Justos y verdaderos son tus caminos, oh, Rey de las naciones.* ¿Quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre? Pues sólo tú eres santo. Todas las naciones vendrán y adorarán delante de ti, porque tus obras de justicia han sido reveladas». 
(Apo 15:2-4 NTV)
¡El cántico de los vencedores!!, la obra de Dios consumada, el sistema mundano terminado, juzgado y ejecutado. Una multitud, elegida, escogida por el Señor, de toda tribu, pueblo, lengua y nación, que le alaba cantando su grandeza y diciendo "¿quién no te temerá, Señor, y glorificará tu nombre?. Ante la grandeza de nuestro Dios y de su obra no nos queda más que temer y glorificar, postrarnos, rendirnos ante la grandeza de aquel que lo llena todo... el que sustenta el universo... ¡¡Aleluya!!

TEMOR POR SU PRESENCIA
Sé que el SEÑOR siempre está conmigo; no seré sacudido, porque él está aquí a mi lado. 
(Sal 16:8 NTV)

Si estamos conscientes que  Dios está permanentemente a nuestro lado, viendo lo que vemos, oyendo lo que hablamos y haciendo lo que hacemos, esto hará que temamos caminar por sendas oscuras. Como dice el salmo 1 "bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores...". 
Cuando Dios se le aparece a Abraham, le ordena "vé delante de mí y se perfecto". En este mandato el Hacedor le dice que esta caminando tras de el, viendo como camina, y le pide caminar en rectitud, lo mismo que a nosotros. Debemos caminar en el temor de Dios, lo único que nos hace caminar rectamente. José, al enfrentarse a la tentación de yacer con la esposa de su amo, le dice: "¿cómo habría yo de hacer esta gran maldad y pecar contra Dios?", por que sabía que caminaba delante del Altísimo, que el miraba sus pasos y la rectitud de su rumbo. 
En contraste el salmo 54 dice "Porque extraños se han levantado contra mí, Y hombres violentos buscan mi vida; No han puesto a Dios delante de sí." Los malvados no consideran a Dios en sus caminos, no lo ponen delante de si.
Nosotros sabemos que de la presencia de Dios no podemos huir, sabemos como dice el salmo 139: "Vas delante y detrás de mí. Pones tu mano de bendición sobre mi cabeza. Semejante conocimiento es demasiado maravilloso para mí, ¡es tan elevado que no puedo entenderlo! ¡Jamás podría escaparme de tu Espíritu! ¡Jamás podría huir de tu presencia!" (NTV)


TEMOR EN NUESTRAS OBLIGACIONES


Queridos amigos, siempre siguieron mis instrucciones cuando estaba con ustedes. Y, ahora que estoy lejos, es aún más importante que lo hagan. Esfuércense por demostrar los resultados de su salvación obedeciendo a Dios con profunda reverencia y temor. 
(Flp 2:12 NTV)

Pablo le escribe a la iglesia de Dios en Filipos, y les pide esfuerzo, que le muestren a todos los demás la salvación que Dios ha hecho en ellos, como testimonio, de su obediencia en temor. Es nuestro deber como hijos de Dios, mostrar la obra salvífica que El ha hecho en nosotros, viviendo como lo dice el apóstol Pedro "de manera santa y piadosa". Todo lo que hacemos debe glorificar a Aquel que nos dió vida. Nuestra mente debe estar permanentemente ocupada en nuestras decisiones y cómo ellas afectan nuestra relación con Dios.


TEMOR EN NUESTRAS COMPAÑÍAS

Cuando les escribí anteriormente, les dije que no se relacionaran con personas que se entregan al pecado sexual. Pero no me refería a los incrédulos que se entregan al pecado sexual o son avaros o estafadores o rinden culto a ídolos. Uno tendría que salir de este mundo para evitar gente como esa. Lo que quise decir es: no se relacionen con ninguno que afirma ser creyente* y aun así se entrega al pecado sexual o es avaro o rinde culto a ídolos o insulta o es borracho o estafador. Ni siquiera coman con esa gente. 
(1Co 5:9-11 NTV)

Siempre debe estar presente en nosotros el temor de Dios, por ende, debemos relacionarnos de manera personal y cercana con personas que nos estimulen a acercarnos cada vez más a El. Las malas compañias corrompen las buenas costumbres reza un refrán popular, en el ámbito espiritual es igualmente válido. Por esta razón David declara: "Compañero soy yo de todos los que te temen. Y guardan tus mandamientos" Salmos 119:63.


TEMOR EN ORACIÓN
"Pedid y se os dará"  (Mateo 7:7)
Bajo este principio podemos confiar que, cuando pedimos algo conforme al propósito de Dios, lo obtendremos indudablemente. El libro del apóstol Santiago afirma que cuando pedimos y no recibimos es por que pedimos mal, para nuestros afanes egoístas, pero cuando pedimos de acuerdo a la voluntad del Creador siempre recibiremos lo que necesitamos: fe, paciencia, mansedumbre o temor. Como dice su palabra: "Y estamos seguros de que él nos oye cada vez que le pedimos algo que le agrada."(1Jn 5:14 NTV).
Además la Biblia dice que: "El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas?" Rom 8:32
Debemos pedir su temor en nuestra vida, ya que esto es conforme a lo que Dios desea. Si pedimos recibiremos.

BENEFICIOS DEL TEMOR

Cántico gradual. Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, Que anda en sus caminos.Cuando comieres el trabajo de tus manos, Bienaventurado serás, y te irá bien.Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; Tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.He aquí que así será bendecido el hombre Que teme a Jehová.Bendígate Jehová desde Sion, Y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel. 
Salmos 128:1-6

El temor tiene beneficios tangibles, están en numerosos pasajes de la escritura, buscando su temor y cultivándolo en nuestros corazones las bendiciones de Dios nos rodearan, apartándonos del pecado y de sus nefastas consecuencias.

No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo;Porque ciertamente hay fin, Y tu esperanza no será cortada.  
(Pr 23:17-18, RV1960)

(Continúa con "Y dadle gloria")

sábado, 22 de febrero de 2014

El Mensaje del Primer Angel de Apocalipsis 14 (Temed a Dios) 1° PARTE

TEMED A DIOS...


Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblo, diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. 
(Apo 14:6-7 RV1960-T)

En el libro de Apocalipsis está registrada la visión que Jesucristo le revela al apóstol Juan de la consumación del Plan Eterno de Dios para la humanidad, en su misericordia nuestro Dios dejó un registro para que su pueblo de los últimos tiempos tuviese una carta de navegación para atravesar los turbulentos mares de los acontecimientos finales. Dentro de esta carta destaca este mensaje de los tres ángeles del capítulo 14 dentro del cual nos estaremos enfocando en esta serie en el pregón del primero de ellos: "Temed a Dios y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel...". Hoy empezamos con el temor de Dios.

El Temor de Dios:


Proverbios 2: 1-5 (NVI) dice:

Hijo mío, si haces tuyas mis palabras y atesoras mis mandamientos; si tu oído inclinas a la sabiduría y de corazón te entregas a la inteligencia; si llamas a la inteligencia y pides discernimiento; si la buscas como a la plata, como a tesoro escondido, entonces comprenderás el temor del Señor y hallarás el conocimiento de Dios.

Estos versículos nos indican el comienzo del conocimiento y temor de Dios, hacer nuestras las palabras de Dios significa memorizar, inquirir en la palabra de Dios diligentemente, llenar nuestro corazón de su Palabra bendita, ya que de la abundancia del corazón habla la boca. Atesorar sus mandamientos significa poner en obra su Palabra, vivirla y  hacerla vida en nosotros. Cuando estamos llenos de sus palabras podemos poner en práctica el mandato del apóstol Pedro: "Si alguno habla, hable conforma a las palabras de Dios..." (1 Pedro 4:11). De corazón debemos entregarnos a la inteligencia, uno de los siete espíritus de Dios, es nuestra parte disponer y rendir completamente nuestro ser a la inteligencia, llamarla, pedirla en oración, pedir el discernimiento de su palabra hermosa y santa, como le dice Pablo a los de Efeso "Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor." Es nuestro deber, como sus hijos, conocer a nuestro Padre, necesitamos de Su revelación y Luz como el elemento vital para nuestra vida espiritual.

El Ejemplo Más Alto


Cómo Dios había profetizado a través del profeta Isaías, del tronco de Isaí saldría una vara y un vástago retoñaría de sus raíces. Y sobre El reposarían los siete espíritus de Dios (Espíritu de Jehová, de sabiduría, de inteligencia, consejo, poder, conocimiento y temor de Jehová). Este vástago nos haría entender diligentemente el temor de Dios, nuestro Señor y Rey, Jesús, el Cristo, el Hijo del Dios viviente. El vino a mostrarnos en su vida y en su muerte lo que es el temor de Dios. El ejemplo de Jesús, que nosotros debemos seguir, de mostrar una vida sometida al Padre, dependiente y obediente incluso hasta ofrendar nuestras vidas.

¿Qué es el Temor?


Proverbios 1:7 es un versículo conocido por muchos, marca el principio de la sabiduría, el temor de Jehová. La sabiduría en la palabra es el conocimiento de Dios, el hombre sabio es aquel que conoce a su Creador. El temor es una herramienta que nos permite entrar en ese conocimiento, el hombre o la mujer que temen saben que necesitan la revelación de Dios en sus vidas para alcanzar lo verdadero e importante, la vida eterna. No podemos vivir la eternidad con un ser al que no conocemos.
Declara Isaías que el temor de Jehová es un Espíritu, pero esto no implica una actitud pasiva de parte de nosotros los creyentes, no podemos esperarnos a que el temor nos caiga del cielo. Pablo en su carta  a los Gálatas declara que el amor es un fruto del Espíritu, pero luego escribiendo a los Colosenses les aconseja "como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia..." y luego en el versículo 14 les dice "y sobre todas estas cosas, vestíos de amor, que es el vínculo de la unidad".  Al igual que con el amor, con el temor debemos tener una actitud activa, vestirnos de temor de Dios, procurar con todas nuestras fuerzas que el temor este presente en toda nuestra vida.
Tanto David como su hijo Salomón tocaron profundamente el tema del temor, éste último escribe en sus Proverbios: "El temor de Jehová es aborrecer el mal", nuestra actitud de repulsión al pecado demuestra el grado de temor que subsiste en nuestras vidas, cuanto más tolerable es el pecado en nuestra cotidianidad es menor el temor, como sus hijos debemos aborrecer lo que El aborrece.

Temor o Terror


¿Hay diferencia entre estos conceptos? La respuesta desde el punto de vista bíblico es sí. El temor nos acerca a Dios, mientras que el terror nos hace huir despavoridos ante la presencia del Dios tres veces Santo. ¿ De qué depende cuál de estos conceptos domina nuestra vida? Depende sólo de cuál es nuestra relación con el pecado, mientras vemos en el libro de Génesis como Adán se esconde de Dios ante el temor de un castigo inminente debido a su desobediencia, cuando Dios pregunta: "¿Dónde estás tu?", la respuesta es "Oí tu voz en el hueto y tuve miedo porque estaba desnudo y me escondí". ¡Cuántas veces hemos respondido de la misma forma, cuando Dios sale a nuestro encuentro y tenemos conciencia de algún pecado no confesado!, nos escondemos aterrorizados ante la magnificencia y santidad de nuestro Dios. Pero esto no es temor, el temor esta reflejado por la actitud de Jacob en Bet-el, el  cuál a pesar de tener miedo y declarar "¡Cuán terrible es este lugar!" al cabo de un tiempo regresa para construir allí un altar a Dios, o la de Moisés, que ante el espectáculo de la sarza ardiendo se acerca cubriendo su rostro por el miedo de mirar a Dios.
En el nuevo Testamento Pedro luego de haber trabajado toda la noche pescando, sin haber obtenido frutos, ante la petición de parte del Maestro, vuelve a hechar la red, pero esta vez el resultado fue redes repletas, al punto de tener que solicitar ayuda de otros botes. Ante esta evidencia de la divinidad de Jesús, Pedro cae rendido a los pies del que reflejaba a su Padre en todo su resplandor y le dice "Apartate de mí, Señor, pues soy hombre pecador!". Dice la Palabra que el asombro se había apoderado de él. Ese asombro, ese temor, ante el poder, ante la autoridad y la grandeza de Aquel que nos manifestaba a "Dios con nosotros" es el mismo sentimiento que debe embargarnos, ante el mismo que llamó a Pedro, a Jacobo y a Juan, ese Rabí de Galilea que hoy, al igual que entonces nos dice: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres..."

(Continúa en la 2° Parte)